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Τετάρτη 2 Νοεμβρίου 2011
Alonso de Cartagena - Μια μεγάλη προσωπικότητα του ισπανικού ουμανισμού
La figura de Alonso de Cartagena (Burgos, 1384 - Villasandino, 1456) fue de capital importancia para las letras castellanas. Célebre humanista, diplomático, historiador y escritor, de posible descendencia de judíos conversos, estudió leyes en la Universidad de Salamanca y, como nos informa el libro Claros varones de Castilla (1486) “fué gran Letrado en Derecho canónico e civil. Era asimesmo gran Filósofo natural”. Como opina Rojas Donat, “Cuando se estudia la biografía de Alonso García de Santamaría, más conocido como Cartagena, resulta inevitable establecer una vinculación directa con el llamado humanismo. Y es que su conducta política, sus múltiples actividades, sus variados intereses, su rigor metodológico, su amplio saber, su formación, informaban en él al exponente casi típico del humanista”.
En 1420 fue miembro de la embajada castellana que el rey Juan II envió a Portugal para conseguir la paz entre los dos reinos, y allí desarrolló una intensa actividad intelectual, ocasión que le ofreció nuevas perspectivas y abrió inmensamente sus horizontes. En Portugal tuvo una profunda relación con círculos académicos, profesionales de derecho, etc., así como con eruditos que se interesaban por los nuevos aires culturales que llegaban de Italia y representaban la renovación de la latinidad. Allí también conoció las traducciones de Leonardo Bruni. Estos primeros contactos con los ambientes humanistas hicieron que su experiencia representara, según Fernández Gallardo, “uno de los impulsos más importantes en la introducción del humanismo en Castilla”.
Ya en 1422 había emprendido la traducción de algunas obras de Cicerón (De officiis y De senectute), encargadas por el caballero y secretario del rey Juan II, Juan Alfonso de Zamora, así como el De inventione, para el uso del entonces príncipe Don Duarte de Portugal.
En 1434 fue uno de los nombrados por Juan II de Castilla para ir al Concilio de Basilea. Durante su estancia allí conoció a otros humanistas destacados, como por ejemplo Ambrogio Traversari, quien tradujo para él un texto de Gregorio Nacianceno, figura cumbre de la iglesia griega del siglo IV. De este modo tuvo la oportunidad de estar en contacto con el pensamiento patrístico griego y de continuar su formación humanística que se había iniciado en Portugal con el contacto con los textos de Bruni. En Basilea también conoció a otras figuras capitales del humanismo italiano, como Pier Candido Decembrio y Poggio Bracciolini.
Las traducciones que hizo a la lengua vernácula obedecen a una intención claramente humanística, la de aleccionar con la sabiduría de los clásicos. Por ello, emprendió la traducción de los Tractados y las Tragedias de Séneca, a instancias del rey Juan II. Como leemos en el libro Clares varones de Castilla, “era hombre muy estudioso, e deleitábase a platicar las cosas de sciencia”. En ese sentido disputó con Leonardo Bruni sobre una nueva traducción que hizo el humanista italiano de la Ética de Aristóteles. En la disputa intervino Pier Cándido Decembrio para defender a Bruni, con el resultado de que se produjera una serie de textos y letras entre Cartagena y Decembrio.
Entre 1438 y 1442 Alonso de Cartagena desempeñó varios cargos diplomáticos en Breslau, donde logró la paz entre el emperador Alberto II de Habsburgo y el rey de Polonia Ladislao III, en Navarra, etc., e intervino en los conflictos de Castilla con Aragón. De vuelta a Burgos fundó una escuela pública, en la que estudiaron los personajes más importantes de la España de los Reyes Católicos, como Rodrigo Sánchez de Arévalo, Alfonso de Palencia, Diego Rodríguez Almela y, tal vez, Fernán Díaz de Toledo.
Además de sus traducciones de Séneca, por las que estaba particularmente interesado, y de las ya citadas obras de Cicerón, obras que se consideran entre las más importantes suyas, escribió, entre otras, las siguientes:
-Defensorium unitatis christianae, que es un alegato en defensa de los judíos conversos.
-Doctrinal de Caballeros, compilación legislativa que escribió a instancias del conde de Castro, don Diego Gómez de Santoval, en el que confiesa su poca familiaridad con las leyes vernáculas, ajenas a su formación académica
-Memoriales virtutum
-una epístola dirigida al Conde de Haro, donde prescribe un programa de lecturas para educar a la nobleza, testimonio significativo de las inquietudes educativas de la época y de las obras que preferían
-el Duodenarium, donde contesta doce preguntas de Pérez de Guzmán
-una respuesta a la Questión sobre la caballería del Marqués de Santillana.
Bibliografía:
-Fernández Gallardo, Luis. “Alonso de Cartagena y el humanismo”. La Corónica 37/1 (2008): 175-215.
-Pulgar, Fernando de. Claros varones de Castilla
-Rojas Donat, Luis. “Alonso de Cartagena, jurista y diplomático del humanismo español”. Revista de estudios histórico-jurídicos 22, Valaparaiso 2000
-Saquero Suárez-Somonte, Pilar, y Tomás González Rolán. “Actitudes renacentistas en Castilla durante el siglo XV: la correspondencia entre Alfonso de Cartagena y Pier Cándido Decembrio”. Cuadernos de Filología Clásica (Estudios Latinos) Edit. Universidad Complutense, Madrid 1991
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